En la gestión de sistemas de riego, la auditoría juega un papel esencial al revelar irregularidades que a menudo escapan a la observación directa. Estas discrepancias pueden tener un impacto significativo en la uniformidad y eficiencia del riego y en la mayoría de los casos son detectadas tardíamente al encontrar grandes mermas de rinde en los lotes cuando la campaña ya finalizó y no queda mucho por hacer.
En esencia, la auditoría de un sistema de riego -como puede ser un sistema de pivot central, avance frontal o enrolladores- implica la revisión exhaustiva y la evaluación de todos los elementos que lo componen. Esta práctica no solo se trata de mantener el equipo en condiciones óptimas, sino de asegurar que coincida su pluviometría con el diseño original o con la que el sistema de bombeo y la infraestructura pueden soportar, cumpliendo además con los requisitos hídricos del cultivo que se pretende manejar.
Esta pregunta encuentra su respuesta en la realidad inherente a cualquier equipo: el deterioro con el tiempo sumado a cambios en el contexto, como puede ser variaciones en los niveles de una napa o el desplazamiento del equipo a un lote con condiciones topográficas distintas a las originalmente contempladas.
El desgaste propio del uso (muchas veces acentuado por la falta de mantenimiento), la exposición a condiciones climáticas adversas y los daños causados por animales pueden deteriorar el funcionamiento de cualquier equipo de riego. Además, la falta de limpieza regular del equipo produce una acumulación de sedimentos que altera la pluviometría del equipo. La auditoría se convierte así en una herramienta crucial para identificar y solucionar estos problemas a tiempo de manera de prevenir daños en el cultivo.
Relevamiento de pluviometría. Consiste en una revisión minuciosa de todos los componentes físicos del sistema de riego (componentes de la pirámide, sistema de tracción y características de los tramos, bajantes con sus respectivos aspersores y reguladores, entre otros).
Medición de caudal. Se utiliza un caudalímetro ultrasónico para determinar el caudal ingresado a la máquina. Además, se emplean mapas topográficos para medir la altimetría del terreno y así determinar la condición pluviométrica ideal para que el equipo trabaje correctamente en el lote.
Confección de carta pluviométrica. Con los datos recopilados, se confecciona una carta pluviométrica que refleja la distribución de agua proporcionada por el sistema. A partir de esta información se brindan recomendaciones precisas para la calibración y ajuste del equipo de riego, optimizando su funcionamiento y rendimiento, y reduciendo los gastos de agua y energía empleados.
Este proceso establece un nuevo estándar en el análisis y optimización de los sistemas de riego. En PONCE estamos firmemente arraigados al principio de que lo que se puede medir, puede mejorarse. Nuestro objetivo es claro: potenciar la rentabilidad de los productores a través de la eficiencia de riego.